Concierto de Eric Burdon (Granada 11/03/2006)
Siempre animal
Algo extraordinario tiene que acontecer para que una sala como la Industrial Copera se llene de cuarentones y cincuentones un sábado por la noche. Cámaras de fotos digitales por doquier y algún vinilo de los Animals bajo el brazo se descubrían entre los enseres de los carrozas que bailaron durante dos horas como seguramente no lo hacían en muchos años.
Lo que le corre a Eric Burdon por las venas es sangre negra, no es ningún secreto. Es la voz de ‘La casa del sol naciente’. Ha hecho suyas canciones de Ray Charles o de John Lee Hooker. El rythm n’ blues, el soul y el funk han sido los terrenos por los que más cómodamente ha pisado desde hace más de cuarenta años. Sin embargo, esta enésima banda de acompañamiento del cantante sexagenario es un combo de lo que se dice ‘rock, rock’.
El de Newcastle abrió con uno de los temas más memorables de su repertorio: ‘Don’t let me be misunderstood’. Una canción anteriormente popularizada por Nina Simone, con la que Burdon tuvo alguna trifulca antaño. Su garganta fue como los viejos coches, que funcionan mejor una vez rodados después del arranque. Y aunque la amplísima camiseta ocultaba sus muchas arrobas, el ‘front-man’ hizo un generoso despliegue de fuerza sobre el escenario.
La maquinaria estuvo compuesta por el bajo polivalente de Paula O’Rourke, el gesto psicodélico de los teclados de Red Young y la guitarra virtuosa de Eric McFadden, que sonaba prima hermana de Jerry García, en un evidente acercamiento al rock de la Costa Oeste que tan bien perpetuaron Grateful Dead. Así, el grupo consiguió darle un hervor al descafeinado ‘Soul of man’ (2006), endurecimiento favorecido por la ausencia de metales. Acordarse de Deep Purple no era una locura, como tampoco de los abrasivos War, con los que Eric Burdon vivió un lustro de reivindicable fertilidad en los setenta.
No faltaron piezas elementales de los Animals como ‘Baby, let me take you home’, ‘We’ve gotta get out of this place’, ‘I’m cryin’ o la mentada ‘The house of the rising sun’. La gente se lo pasó en grande con el abuelo Burdon y Granada ya toma nota del que fue uno de los conciertos más palpitantes de este año.
Eduardo Tébar
Algo extraordinario tiene que acontecer para que una sala como la Industrial Copera se llene de cuarentones y cincuentones un sábado por la noche. Cámaras de fotos digitales por doquier y algún vinilo de los Animals bajo el brazo se descubrían entre los enseres de los carrozas que bailaron durante dos horas como seguramente no lo hacían en muchos años.
Lo que le corre a Eric Burdon por las venas es sangre negra, no es ningún secreto. Es la voz de ‘La casa del sol naciente’. Ha hecho suyas canciones de Ray Charles o de John Lee Hooker. El rythm n’ blues, el soul y el funk han sido los terrenos por los que más cómodamente ha pisado desde hace más de cuarenta años. Sin embargo, esta enésima banda de acompañamiento del cantante sexagenario es un combo de lo que se dice ‘rock, rock’.
El de Newcastle abrió con uno de los temas más memorables de su repertorio: ‘Don’t let me be misunderstood’. Una canción anteriormente popularizada por Nina Simone, con la que Burdon tuvo alguna trifulca antaño. Su garganta fue como los viejos coches, que funcionan mejor una vez rodados después del arranque. Y aunque la amplísima camiseta ocultaba sus muchas arrobas, el ‘front-man’ hizo un generoso despliegue de fuerza sobre el escenario.
La maquinaria estuvo compuesta por el bajo polivalente de Paula O’Rourke, el gesto psicodélico de los teclados de Red Young y la guitarra virtuosa de Eric McFadden, que sonaba prima hermana de Jerry García, en un evidente acercamiento al rock de la Costa Oeste que tan bien perpetuaron Grateful Dead. Así, el grupo consiguió darle un hervor al descafeinado ‘Soul of man’ (2006), endurecimiento favorecido por la ausencia de metales. Acordarse de Deep Purple no era una locura, como tampoco de los abrasivos War, con los que Eric Burdon vivió un lustro de reivindicable fertilidad en los setenta.
No faltaron piezas elementales de los Animals como ‘Baby, let me take you home’, ‘We’ve gotta get out of this place’, ‘I’m cryin’ o la mentada ‘The house of the rising sun’. La gente se lo pasó en grande con el abuelo Burdon y Granada ya toma nota del que fue uno de los conciertos más palpitantes de este año.
Eduardo Tébar
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