domingo, julio 29, 2007

Hail! Hail! Rock 'n' Roll (Chuck Berry) 1987

Si realizamos una encuesta preguntando “¿Quién es el Rey del Rock?”, es más que probable que la respuesta mayoritaria sea Elvis Presley. Si bien es cierto que la figura de Elvis Presley fue fundamental para que el rock n' roll dejara de ser una música marginal y se popularizara llegando a todo tipo de público, no es del todo cierto que éste sea el verdadero “Rey del Rock”. Después de ver “Hail! Hail! Rock 'n' Roll” y de escuchar los testimonios de algunos de los personajes más importantes de la música del siglo XX, a todo el mundo le debería quedar claro que el verdadero “Rey del Rock” no es otro que Chuck Berry.

Dirigido por Taylor Hackford, “Hail! Hail! Rock 'n' Roll” es un documental sobre la vida y la obra de Chuck Berry grabado en 1987 con motivo del 60 cumpleaños del artista. A través de una serie de entrevistas, el propio Chuck Berry explica en primera persona diversos aspectos de su carrera musical, tratando temas básicos como sus inicios en el mundo de la música, las motivaciones que le hicieron dedicarse profesionalmente a ella, cuales fueron sus primeros salarios, los problemas que en los años 50 tenían los músicos negros para llegar al público blanco, y toda una serie de anécdotas que forman parte de la historia del rock y de la música en general. Las entrevistas van realizándose en diversos escenanarios como el local en el que debutó (en el momento de la grabación del documental completamente abandonado); la casa de su padre, en 1987 aún con vida; o el Berry Park, una especie de parque natural propiedad de Chuck Berry, ubicado en Wentzville (Missouri) y pensado para celebrar grandes festivales de rock.

Durante todo el documental van apareciendo diferentes personas importantes en la vida de Chuck Berry como son su esposa, sus hermanos, su padre o su secretaria, que explican curiosidades y hablan sobre su parte más humana y más desconocida, eso sí, sin tocar el tema de sus problemas con la justicia, su estancia en prisión y la parte más escabrosa de su vida. Además de la familia, son varias las estrellas del mundo de la música que expresan su opinión sobre la importancia que Chuck Berry ha tenido en la historia del rock. John Lennon, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis, Little Richard, Bo Diddley, Bruce Springsteen, Eric Clapton o Keith Richards son algunos de ellos. Todos demuestran tenerle un enorme respeto y una grandísima admiración, llegando incluso a hablar de él como “El Rey” o calificándolo como el primer “trovador” del rock por ser el primer compositor-cantante-guitarrista de la historia del rock n' roll.

Pero el documental no es sólo un enjabonamiento general al abuelo Chuck. A uno también le queda la imagen de un personaje excéntrico, caprichoso, calculador, empresario a la vez que músico y, en definitiva, una máquina de hacer dinero que durante los 70's y 80's viajaba por el mundo haciendo bolos sin más compañía que una guitarra y una maleta, desconociendo por completo y no importándole en absoluto la banda que le iba a acompañar en sus shows mientras estos se supieran su reprtorio y él cobrara la parte acordada. En resumen, un artista de vuelta de todo que lo único que buscaba era disfrutar de sus últimos años en activo ganando la máxima pasta posible haciendo lo que más le gusta hacer. Nada que no haríamos ninguno de nosotros si pudiéramos, todo sea dicho.

Para mí la parte más interesante del documental no es tanto la biográfica como la puramente musical. Al margen de las entrevistas, declaraciones, anécdotas e historias varias, durante todo el metraje se van viendo una serie de ensayos y preparativos para la actuación conmemorativa del 60 cumpleaños de Chuck Berry que se celebraría el día 6 de Octubre de 1987 en el Fox Theater de St. Luis (Missouri). Aunque parezca increíble, toda la organización de la actuación y de la parte musical del homenaje corrió a cargo de Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones. En el documental pueden verse diversas discusiones entre ambos y, a pesar de sentir un gran respeto y admiración por él (no en vano los Rolling Stones empezaron su carrera versionando temas del propio Chuck Berry), Keith Richards no pierde ninguna oportunidad de criticar todos los aspectos criticables de Chuck Berry sin morderse la lengua, llegando a afirmar que éste le produce más dolor de cabeza que el mismísimo Mick Jagger.

El resultado final es un concierto de Chuck Berry donde se repasan todos los clásicos de su carrera como "Maybellene", "Memphis, Tennessee", "Too much monkey business" , "Johnny B. Goode" o "Roll over Beethoven" entre otros. La banda que le acompaña durante el show está formada por Johnnie Johnson (piano), Keith Richards (guitarra), Joey Spampinato (bajo), Steve Jordan (batería), Ingrid Berry (coros), Chuck Leavell (piano) y Bobby Keys (saxofón), con la colaboración especial de Eric Clapton, Julian Lennon, Robert Cry, Etta James y Linda Ronstadt en alguno de los temas.

Bajo mi modesta opinión, "Hail! Hail! Rock 'n' Roll" es un documento que debería ser de obligada visualización para todo aquel que se considere un amante del rock n' roll. Ya estáis tardando.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

sábado, julio 14, 2007

Corrupción en Miami (Michael Mann) 2006

Siempre es agradable recordar viejos tiempos y más aún cuando estos pertenecen a nuestra infancia. Los que crecimos en la década de los 80’s tenemos una serie de referentes televisivos que nos provocan una sonrisa cuando pensamos en ellos y que probablemente tardaremos en olvidar. El Equipo A, V, El Coche Fantástico, El Gran Héroe Americano, El Trueno Azul, El Halcón Callejero o Corrupción en Miami, son algunos ejemplos de aquellas teleseries que marcaron a toda una generación. Muchos nos aficionamos al cine de acción, persecuciones y tiroteos a través de todas estas series y, a pesar de su dudosa calidad argumental, para nosotros tienen su encanto y son sencillamente insuperables. No hay más que ver los índices de audiencia que generan cuando a alguna cadena de televisión le da por reponerlas y la cantidad de foros, páginas de descargas de capítulos y entradas en el YouTube que hacen referencia a cualquiera de ellas para comprobar el gran interés que todavía hoy despiertan.

Pero la cosa cambia por completo cuando no se trata de una reposición sino de un “remake”. En estos casos las comparaciones dejan de ser odiosas para convertirse en inevitables y necesarias, porque lo que no tiene perdón de Dios es que un “remake” cinematográfico de una serie de televisión realizado 20 años después del original pueda llegar a tener peor calidad que cualquiera de los episodios de la propia serie. Puesto que todo el trabajo de ambientación y desarrollo de personajes y del trasfondo ya está hecho, y la captación del público nostálgico está más que asegurada, ¿qué menos se puede pedir que el argumento de la película y el despliegue de medios sea lo que marque la diferencia con respecto a la serie? Lamentablemente no ha sido lo que ha ocurrido con Corrupción en Miami, un completo sacrilegio que al contrario que su madre televisiva jamás pasará a la historia.

En esta película Sonny Crockett (Colin Farell) y Ricardo Tubbs (Jamie Foxx), dos detectives de la Brigada Antivicio de la Policía de Miami, se infiltran en una de las redes de narcotráfico más importantes de toda Latinoamérica para tratar de acabar con ella desde dentro haciéndose pasar por contrabandistas y ganándose la confianza del capo Montoya (Luis Tosar) gracias a la perfección de sus servicios. Así, sin más. Si no fuera por el reparto, el que lea esto puede pensar que me he equivocado y que no he visto la película sino un episodio de la teleserie bajado del Emule, pero no, este es el argumento del film y cualquiera que haya visto más de tres películas de este estilo podrá imaginarse el desenlace final. Evidentemente las lanchas, los coches deportivos, las avionetas, los teléfonos móviles y los dispositivos de vigilancia y espionaje son de última generación, pero por lo demás, por no haber no hay más que un par de tiroteos y un par de escenas de cama (una para cada uno de los protagonistas).

Al margen del argumento, lo que más me hace rechinar los dientes es el reparto. Si Don Johnson y Philip Michael Thomas hacían una pareja perfecta con un punto de humor sarcástico e irónico entre ellos, aquí Colin Farell y Jamie Foxx están más sosos que una mata de habas. En el caso de Colin Farell, al cual todavía no sé de donde le viene el renombre y el prestigio como actor porque siempre pone la misma cara de capullo, no parece ni la mitad de duro de lo que debería ser Sonny Crockett. Por lo que respecta a Jamie Foxx, más que un detective parece un portero de discoteca. Pero el peor personaje de todos es el Teniente Castillo... ¿Cómo se les ocurre poner al afroamericano Barry Shabaka Henley encarnando al Teniente Castillo? Por el amor de Dios, esas cosas no se hacen...

Si bien es cierto que tampoco se pueden pedir enrevesadas tramas argumentales a una película basada en la serie Corrupción en Miami, estoy más que seguro de que todos hemos visto más de siete u ocho películas con más intriga, más acción y mejores mamporros que los que se pueden ver aquí. En definitiva, una lamentable adaptación, totalmente innecesaria, que no hace más que agrandar mucho más a la mítica serie original.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

sábado, julio 07, 2007

Still the same... Great rock classics of our time (Rod Stewart) -2006-

Posiblemente este sea uno de los discos más patilleros que haya escuchado jamás en la vida. Me pongo en el lugar de Rod Stewart y me lo imagino un buen día mirando el calendario tras levantarse de la cama y pensando: “¡Coño, si estamos en Octubre, faltan dos meses para Navidad! Vamos a ver. Si en el 2001 publiqué un recopilatorio de toda mi carrera y desde el 2002 hasta el 2005 me he pegado recopilando los clásicos de la música americana en cuatro volúmenes... ¿Qué puedo hacer ahora?... Bah, voy a grabar un disco de versiones de clásicos del rock”. Unas cuantas llamadas de teléfono, unos cuantos pagos de derechos de autor, unas semanitas de grabación y, hala, ya tenemos disco para estas Navidades: “Still the same... Great rock classics of our time”. ¿Quién necesita encerrarse en un estudio para componer canciones pudiendo vivir durante seis años editando recopilatorios y grabando discos de versiones?

Tras ver el título del disco, “Still the Same... Great rock classics of our time”, uno puede pensar que dentro se va a encontrar “I can’t get no (Satisfaction)” de los Rolling Stones, “Smoke on the water” de Deep Purple, “Jailhouse rock” de Elvis Presley, “Johnny B. Good” de Chuck Berry y, en definitiva, todos los grandes clásicos del rock de todos los tiempos cantados con la voz de Rod Stewart. ¿Qué cojones? Los supuestos grandes clásicos del rock de nuestro tiempo son algunos de los temas más facilones de la historia del pop-rock: "Have you ever seen the rain" de la Creedence Clearwater Revival, "Still the same" de Bob Seger, "It’s a heardache" de Bonny Tyler, "Crazy love" de Van Morrison y bueno, un largo etcétera de canciones que son de todo menos los temas más clásicos de la historia del rock. Son buenos temas, nadie dice que no, pero que te los vendan de esta forma suena un poco a chufla.

Dejando al margen el debate sobre si son o no son los mejores clásicos del rock del mundo mundial, que seguro que alguien podría discutírmelo, lo más gordo de todo es que las versiones registradas en el disco han sido desrockerizadas a más no poder. Los temas más "duros" se han suavizado al máximo, las guitarras eléctricas en muchos casos han sido reemplazadas por guitarras acústicas y, sin ser un gran entendido en la materia, yo diría que incluso la batería la tocan con escobilla para no hacer mucho ruido. Claro, hay que entender que los fans de Rod Stewart que se compraran este disco para Navidad deben rondar los 55 o 60 años y, con esas edades, tampoco tiene uno el cuerpo para muchos sobresaltos... Vocalmente sólo puedo decir que el pobre Rod Stewart está bastante hecho caldo y que nada tiene que ver su voz actual con la que tenía en los 70’s. Pero bueno, la verdad es que poco hay que objetar sobre este tema puesto que los años y un cáncer de garganta a cualquiera le pasan factura.

Por último sólo me queda analizar la portada del disco. En ella se nos presenta a un Rod Stewart repantigado en un sofá en posición “tómalo, tuyo es, mío no”, con pantalones vaqueros rotos y americana brillante al más puro estilo Faemino y Cansado. Vamos, todo un derroche de actitud rockera.

Total, una tomadura de pelo de disco que no merece que siga perdiendo más el tiempo escribiendo sobre él.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

miércoles, julio 04, 2007

Concierto de los Rolling Stones (El Ejido 01/07/2007)

El sueño de una noche de verano

“Hola, El Ejido. Buenas noches, Andalucía. Sentimos mucho el año de retraso y estamos encantados de estar aquí. Vamos a pasar un buen rato”. Con estas palabras, Mick Jagger y los suyos se presentan en la localidad almeriense. En el recuerdo, la caída de cocotero de Keith Richards y la oprobiosa cancelación, el verano pasado, por una afonía del cantante. Inverosímil pero cierto: 30.000 devotos de los Rolling Stones colonizan un pueblo de 76.000 habitantes.

El acceso a El Ejido despista. Las hectáreas de plásticos blancos conforman un océano de invernaderos. ¿Será aquí donde va a tocar la mayor banda de rock del planeta? Para un melómano, la sensación de extrañeza resulta parecida a la del pez tropical zambullido en un cóctel. Entre cultivos y sucursales bancarias, otro mar de grúas indica el frenesí urbanizador del municipio con la renta per cápita más alta de Andalucía. Llegar al Estadio Santo Domingo es fácil: el faraónico escenario de los Stones se ve, como una atalaya, desde cualquier punto. Además, el Ayuntamiento ha dispuesto señales por todas las arterias de tránsito. “Siga la flecha”, hasta el imagotipo de la lengua.

La tarde transcurre con rapidez. Y con mucho calor. En los laterales del recinto, miles de personas, diversos acentos y una riada de vendedores de camisetas, bebidas y bocadillos. Hay carpas donde sirven, gratis, 10.000 litros de gazpacho elaborado con hortalizas de la tierra. Una bendición a estas horas, que, por lo visto, no agrada a Mick Jagger, quien deja constancia, estomagante, en el ‘show’.

El circo del rock

Dentro, impacta la arquitectura del circo del rock n’ roll. Esa fachada de Guggenheim neoyorquino se convertirá en un arsenal de pirotecnia y fantasía. Los Rolling Stones conocen al dedillo los códigos del negocio. Saben darle al público lo que busca. El sueño de dos horas con el mejor espectáculo de rock posible. Desde que se levantan hasta que se acuestan, la formación de sesentones vive entregada al hecho privilegiado de ser un ‘rolling stone’. El promotor Gay Mercader, íntimo amigo de Keith Richards, los trajo a España por vez primera en 1976 y también ahora. Dice que “no pueden vivir sin esto”. Más tajante, el guitarrista apunta: “No puedo ni pensar en hacer algo con la idea de que sea la última vez”.

Parecen tocados por la mano de Dios. Lejos de cualquier grupo de ‘oldies’ en estado lamentable, los Stones les sacan los colores a muchos cadetes. Mick Jagger no para de correr y bailar durante toda la actuación, igual de apolíneo que un atleta veinteañero, y con la voz intacta a sus casi 64 veranos. Uno, de verdad, se queda boquiabierto. Porque, con un repertorio de copete inalcanzable, siempre pasean nuevas canciones en cada gira. Ni los accidentes de Richards jugando en árboles palmáceos. Ni los ingresos de Ron Wood en clínicas de rehabilitación para alcohólicos. Nada rompe la eternidad de las Satánicas Majestades. Y Jagger se ríe cuando le hablan del final: “Es una buena pregunta. La primera vez que me la hicieron fue en 1966”.

Guitarra ‘estoniana’

El estadio de fútbol de El Ejido, la “ciudad de los Rolling” por una noche, acoge al mismo tiempo la ‘Snake Room’ del pirata Keith Richards, donde el músico juega al billar con Ron Wood. Estas distracciones amenizan el tiempo de los guitarristas. A Richards, el rock le debe una opípara colección de ‘riffs’ y una manera de tocar. El gesto diletante y el sonido de la guitarra ‘estoniana’. En vivo gustan porque mantienen esa chispa. Aparentan improvisar, hacen el payaso y se divierten. Cada cual en su papel. Ron Wood serpentea con el ‘slide’. Charlie Watts, en cambio, devuelve ritmos exquisitos desde su pequeña batería, con el semblante enjuto de mayor de la clase. Pero Mick Jagger protagoniza más minutos en la pantalla gigante, que retransmite sus alardes de agilidad, chulería y gracia.

A las 22.43 horas, abren con ‘Star me up’, a la que sigue ‘You got me rocking’. A parir de aquí, un clásico tras otro. Vienen con ochenta temas preparados, aunque se decantan por la cosecha de los setenta: ‘Rocks off’, ‘Bitch’, ‘Tumblin’ dice’… Sorprenden desempolvando ‘Ruby Tuesday’, ‘Midnight rambler’ y ‘Paint it black’. Homenajean a James Brown con ‘I’ll go crazy’. No fallan las fijas: ‘Miss you’, ‘Honky tonk women’, ‘Sympathy for the devil’, ‘Jumping Jack Flash’… En el escenario móvil, entre el público, inyectan adrenalina sonando ‘It’s only rock n’ roll’ y ‘Satisfaction’. Cierran con ‘Brown sugar’ y el destello de fuegos artificiales. Final de la función. El crujir de las tripas advierte que volvemos al mundo real. Los afortunados se van a dormir a un hotel. Algunos lo intentan en sus coches. Otros, en el suelo a la espera del primer autobús de la mañana. Para los prosélitos, no se trata de simple rock n’ roll. Es mucho más.

Adiós, Trogloditas

Por la tarde, antes del concierto de los australianos Jet, Loquillo y Los Trogloditas comparecen media hora en lo que es la despedida del grupo después de tres décadas en activo. Se marchan preludiando a los Stones, por la puerta grande y al ‘Ritmo del garaje’. “Somos la banda más importante de España por galas, historia y discos vendidos”, según palabras de su enorme líder. La nota emotiva la pone Sabino Méndez, guitarrista y compositor original, que salta al redil y agarra el micro: “Esta canción la hice hace mucho tiempo, sin saberlo, para todos vosotros”. Reconocemos los primeros acordes de ‘El rompeolas’. El estadio se une al coro: “No hables de futuro, es una ilusión, cuando el rock n’ roll conquistó mi corazón”.

Texto: Eduardo Tébar
Fotos: Fernando Moreno

martes, julio 03, 2007

Entrevista a Carlos Nuñez

La nueva aventura musical de Carlos Núñez se llama "Cinema do mar". Con motivo de su visita de presentación en las Islas Baleares tuvimos la ocasión de entrevistarle.


Hugo Nuño