lunes, agosto 21, 2006

On an island (David Gilmour) 2006

David Gilmour, como bien indica la enorme pegatina circular que viene pegada en la portada de este disco, es la voz y guitarra de la mítica aunque desaparecida banda londinense Pink Floyd. David Gilmour y Roger Waters, los dos líderes del ya extinto grupo, no se cansan de afirmar y confirmar que Pink Floyd no volverán a juntarse nunca más; que su histórica reunión en Londres el pasado 2 de Julio del 2005 durante el festival Live 8, no fue más que una anécdota motivada por el fin benéfico del festival en cuestión. Lo que parece estar claro es que, tanto uno como el otro, no le hacen ascos al hecho de utilizar el nombre de la banda que les hizo mundialmente conocidos ni al de aprovecharse de la enorme repercusión que tuvo dicha reunión, con tal promocionar sus proyectos en solitario. Mientras que Roger Waters se está recorriendo el mundo entero interpretando en directo el álbum “Dark side of the moon” (grabado hace 33 años ya); David Gilmour, actual propietario de los derechos y nombre del grupo, se presenta como “The voice and guitar of Pink Floyd” en este “On an island”. ¿Oportunistas?... quizás, pero teniendo en cuenta que individualmente jamás han logrado ni acercarse a lo que hicieron juntos, es comprensible esa necesidad de recordar a todas horas y a todo el mundo lo que hace tiempo fueron, para así hacer llegar sus discos en solitario al público y atraer a la gente a sus conciertos. En esta ocasión dejaremos a un lado al señor Roger Waters y nos centraremos en “On an island”, el nuevo trabajo en solitario de “The voice and guitar of Pink Floyd”, o sea, David Gilmour.

“On an island”, como no podía ser de otra forma tratándose de un álbum firmado por David Gilmour, es un disco en el que se han creado y trabajado cuidadosamente los ambientes sonoros y los paisajes musicales como en su día ya hiciera con Pink Floyd. La mayor parte de los temas tienen un fondo melancólico, incluso en ciertos momentos triste, y en todos ellos la guitarra eléctrica adquiere el papel protagonista, eso sí, compartido con el de las guitarras acústicas, los teclados y los sonidos sintetizados. Escuchándolo resulta inevitable acordarse de “A momentary lapse of reason” y de “The division bell”, los dos últimos discos de estudio de Pink Floyd, ya sin Roger Waters.

La voz susurrante y los solos de guitarra siguen conservando esa seña de identidad tan particular y característica de David Gilmour, aun llevando éste más de 12 años sin pasar por un estudio de grabación. No ocurre lo mismo con el espíritu de las canciones de este disco. Los temas están cargados de emoción y sentimiento, pero están totalmente carentes de fuerza. Es un disco ideal para ser escuchado en determinados estados de ánimo, aunque no es para nada aconsejable escucharlo en según que otros a menos que lo que se desee sea cambiar de un estado al completamente opuesto. Pero claro, no se puede obviar que “On an island” es un disco grabado por un señor de 60 años con todo lo que eso supone (sí, ya sé que hay unas cuantas excepciones). Al margen de composición, guitarra y voz, en "On an island" David Gilmour también se atreve con el banjo e incluso con el saxofón en el tema “Red sky and night”.

A pesar de ser un álbum de David Gilmour en estado puro, en este trabajo no está solo ya que cuenta con algunas interesantes colaboraciones. De entre todas ellas podría destacarse la de su esposa Polly Samson escribiendo y cantando algunas de las canciones del disco; la de la orquesta sinfónica dirigida por Zbigniew Preisner, presente en “Castellorizon”, el tema que abre el disco; la del que fuera teclista de Pink Floyd, Rick Wright, tocando el teclado en “On an island”, en el segundo corte del disco; o la de Graham Nash y David Crosby haciendo los coros también en “On an island”. Además, hay que hacer especial mención a la participación de Chris Thomas y Phil Manzanera en las labores de producción junto al propio Gilmour.

“On an island” es un disco correcto, algo alejado del notable pero correcto. Aunque las comparaciones sean odiosas, me veo en la obligación de decir que el que busque un bálsamo anti nostalgia Pink Floydiana, quizás aquí no lo encuentre del todo o sólo lo encuentre a medias. Como suele ocurrir en la mayoría trabajos en solitario de los componentes de tantas otras bandas disueltas.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

jueves, agosto 17, 2006

Marathon (Saga) 2003

Incombustibles. Con este ya son quince los álbumes de estudio de los canadienses Saga, desde que se formaron en 1977 en la ciudad de Toronto, bajo el nombre de Pocket.

La definición de su estilo siempre ha dado paso a discusiones, y es que hacen música de una manera muy personal y todos sus discos son inconfundibles, con sólo oír una pequeña parte de alguno de ellos ya sabes que esos son los Saga. Para poder orientarte te diré que se les acaba encasillando generalmente como rock progresivo, pero si eres adicto a este estilo puedes no estar de acuerdo, ya que no practican un progresivo puro.

Sus dos discos anteriores fueron “Full circle” (1999) y “House of cards” (2001), y hago referencia a ellos porque “Marathon” sigue con la tendencia marcada en estos trabajos. Por ello notaremos que la forma de trabajo es más fiel a los principios de la banda y no hacen arriesgadas experimentaciones como en otras ocasiones hicieron.

En Marathon encontrarás una interpretación actual del estilo clásico, obteniendo como resultado unos temas frescos y fáciles de escuchar.

La labor en los teclados es excelente y consigue crear las mejores atmósferas posibles para cada ocasión. Después de todo, las atmósferas han sido siempre una de las principales características de la banda, juntamente con la voz clara y muy personal de Michael Sadler. Precisamente la voz es uno de los elementos principales del álbum.

Las guitarras muestran en gran cantidad de ocasiones su faceta más dura con sonidos heavy y la batería mantiene un ritmo muy continuo que junto con el bajo consigue ese toque clásico.

Entre los once temas de los que se compone Marathon se encuentran tres entregas más de sus tradicionales temas-capítulo.

El primero que encontramos es el capítulo 14, al que llaman "Streets of gold", que empieza con una atmósfera con unos teclados sencillos y algo surrealistas, la cual no tarda en ser quebrantada por la guitarra con un ritmo rockero. Pero la voz y los teclados no tardan en hacerse protagonistas, situando a la guitarra en un plano secundario limitándose a alternar y repetir, hasta que se deshace de esa opresión para mostrar su maestría.

Respetando el orden de los temas, el segundo capítulo que encontramos es el número doce, y se titula “You know I know”. La canción muestra un diálogo entre susurros y la melodía de Michael Sadler, que transcurre bajo la supervisión de guitarras y teclados muy progresivos, hasta que llega el sencillo y atractivo estribillo que simplemente menciona el nombre del tema. Después de esto guitarra y teclados se lucen con un ambiente que comparte frescura y tensión.

“Worlds apart” cierra el disco, siendo el capítulo dieciséis. Empieza con unos coros y guitarra que te harán pensar que se trata de un cuento para niños, pero rompe esa sensación con unas guitarras contundentes y una voz con mucho ritmo. La melodía del tema es muy atractiva y posiblemente hará que vuelvas a escuchar el álbum entero sin dejar pasar ni un minuto.

Los temas, aún estar siempre en la misma línea, son bastante diferentes. “Hands up” es uno de los más destacables y en él se muestra de forma clara ese sonido tan clásico adaptado para los tiempos modernos. Lo mismo encontramos en el tema “Return to forever” en el que, además, las guitarras suenan metaleras.

Lástima que con tan buen panorama encontremos elementos no tan atractivos. Me refiero a la faceta más popera mostrada en los temas “Rise and shine” y “Breathing lessons”, que sin duda hará que muchos pasen por alto estas canciones cuando las escuchen.

Andrés Lorenzo (Crimson)

miércoles, agosto 16, 2006

¡Sin escolarizar!

La no escolarización de algunos niños acostumbra a comportar una reacción de asombro y escándalo, acompañadas de unos argumentos que, aunque lo pretenden, no alcanzan lo ético ni lo moral.

Esos niños sin escolarizar son siempre de determinadas clases sociales, en las que no se producen esas reacciones. Quizás sea un buen ejercicio pensar porqué motivos dejan a estos niños “de la mano de dios”, como dirían algunos.

Puede que sea suficiente, al menos para hacerse una idea, observar las escuelas. Instituciones para el encierro, aunque temporal, en las que se les inculca unos valores e ideales determinados: los de las clases medias. Instituciones en las que, mediante esos valores que se imponen, se refuerza la marginación y la discriminación. En definitiva, unos lugares para el control y la reproducción de un sistema que beneficia a unos, en detrimento de otros.

No se puede esperar que todos aquellos a los que perjudica el sistema de educación escolar acaten tal barbarie. Barbarie para ellos, por supuesto; no para los beneficiados. Beneficiados que seguiremos escandalizados por no saber ver más allá de nuestras propias narices. Por no reconocer otra realidad que la construida con nuestros valores.

Andrés Lorenzo (Crimson)

miércoles, agosto 09, 2006

Mar, buena música desde Valencia

Mar son uno de los grupos actuales más interesantes procedentes de Torrent (Valencia, España). Puede que muchos ya los conozcáis por sus intensos conciertos, por sus cartas de presentación mediante una excelente maqueta, "Océanos de tiempo", o por sus participaciones en los tributos a Leonard Cohen y David Bowie.

Pues bien, es un auténtico placer comunicaros que tras una ansiada espera, al fin el grupo acaba de editar su primer CD en toda regla!!! Un disco de rock hecho con la mirada puesta en el mediterráneo que sin lugar a dudas será una de las revelaciones de este año. Canciones llenas de pasión, furia, intensidad, poesía, dramatismo, calidad, bohemia, misticismo... y así cualquier calificativo bello que se te pueda venir a la cabeza. Además cuenta con la colaboración de importantes músicos como Santi Rex (Niños del Brasil) a las voces, Toni Rivero a las baquetas, JL Macías (Comité Cisne, Glamour) a los teclados, Diego Galáz en el violín (Revolver, Mikel Erentxun, M Clan.), Efrén López (L´ham de foc) instrumentación y espíritus benignos.

El grupo pone a la venta su disco a través de su web www.marsiempre.com en exclusiva total. No sé por qué hoy en día se ha llegado al extremo de no considerar la obra de un artista en su globalidad y tender a descargar fríamente las canciones de Internet. Sólo quiero decir que si de verdad amas la música y apuestas por la continuidad y la aparición de grupos como Mar, deberías hacerte cuanto antes con su disco. Estoy segura de que te emocionará. Si quieres pedirlo puedes escribir a info@marsiempre.com.

Para que os hagáis alguna idea aquí van algunos títulos de canciones: "Balas en tu corazón", "Adicción", "Dime qué", "La nostalgia", "Elena", "Amor y espinas" (versión de Niños del Brasil)... aunque si queréis escuchar un adelanto (sección de descargas), así como informaros más sobre el grupo no dudéis en visitar su web: www.marsiempre.com o su Blog: www.mercurio9.blogspot.com

Susana Almarcha Mingote (SusanQ)

domingo, agosto 06, 2006

Honkin’ on bobo (Aerosmith) 2004

Buenas noticias. Parece ser que Aerosmith han sentado la cabeza y vuelven al redil del rock & roll clásico que tan bien han sabido hacer durante toda su carrera y con el que a tantas bandas han influido a lo largo de la historia del rock. Desde la publicación de “Get a grip”, allá por 1994, hacía muchos años que no se podía nombrar a Aerosmith en círculos hard rockeros sin que esto fuera motivo de sonrojo. Quizás en todos estos años los de Boston hayan contado con las tías más buenas de Norte América para el reparto de los videoclips de sus baladas. Quizás hayan asistido a más desfiles de moda y estrenos de Hollywood que en toda su vida. Quizás hayan sido los protagonistas de la cadena musical MTV y hayan ido a todas las ceremonias de entrega de premios habidas y por haber, dejándose retratar con toda clase de personajes y personajillos del mundo de la música. Lo que está claro es que musicalmente no han dejado de hacer el ridículo, llegando a conseguir que muchos de sus antiguos seguidores dejaran de serlo.

Se podría decir que “Honkin’ on bobo” es un intento de reconciliación por parte de Aerosmith con el rock & roll y por extensión con sus seguidores de toda la vida, y digo intento porque este álbum no es otra cosa que un disco de versiones de clásicos del blues, por lo tanto habrá que esperar un poco más y ver qué hacen en el momento en que tengan que encerrarse en el estudio para componer y grabar sus propios temas.

Como ya he dicho en más de una ocasión, creo que todos los grupos con una carrera musical lo suficientemente amplia como para no tener que preocuparse por aparecer en los rankings de ventas, deberían hacer un disco de versiones de sus máximas influencias. No sólo porque siempre está bien rendir tributo a aquellos músicos gracias a los cuales uno es lo que es, sino también porque es una forma de darlos a conocer a sus seguidores más jóvenes. En este caso Aerosmith no homenajean a ningún músico en particular sino a un género musical tan importante para el origen y evolución de lo que hoy entendemos por rock, como es el blues.

Por “Honkin’ on bobo” desfilan temas clásicos de músicos como Muddy Waters, Fred McDowell, Little Walter o Peter Green, todos ellos interpretados con el particular sonido de Aerosmith. Steven Tyler ya puede cumplir los años que quiera que, a diferencia de otros vocalistas más jóvenes que él, no ha perdido ni una gota de su potencia, de su garra ni de su personalidad frente al micrófono. En cuanto a Joe Perry, parece como si sus tratamientos de rejuvenecimiento facial y de estiramiento de careto también se hubieran prolongado hasta los dedos de sus manos porque sigue conservando ese estilo en las seis cuerdas con el que tan buenos temas ha facturado a lo largo de su carrera. Si bien es cierto que Dios no le ha llamado por el camino de la interpretación vocal, los dos temas que canta Perry en este disco son más que aceptables. Además de los rasgos más característicos de Aerosmith como son la guitarra y la voz, en este disco tiene una gran importancia el sonido de la armónica, imprescindible en cualquier blues que se precie. Tanto es así que es una armónica la que preside la portada del disco y en algunas ediciones de coleccionista incluso se regalaba una en miniatura en forma de llavero.

“Honkin’ on bobo” son tres cuartos de hora de buena música repartidos en doce cortes de los cuales no sobra ninguno. Es posible que el disco se haga un poco corto de duración, pero como lo importante no es la cantidad sino la calidad, siempre es mejor quedarse con las ganas de volver a escucharlo de nuevo que no tener que pasar alguna pista antes de que ésta acabe. En resumidas cuentas “Honkin’ on bobo” es un más que merecido homenaje al blues, de una de las bandas más importantes de la historia rock.

Como dice el siempre útil refranero popular español, “nunca es tarde si la dicha es buena”, y si “Honkin’ on bobo” ha de ser el disco que devuelva la dignidad musical a Aerosmith y va a suponer el retorno al buen camino del que nunca deberían haberse alejado, pues bienvenido sea, pero no nos precipitemos y esperemos a la publicación de nuevo material discográfico propio antes de hacernos ilusiones. Dios quiera que no tengamos que ponernos las manos en la cabeza de nuevo.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)