Maga hechizó ‘sin enchufe’ (Granada 11/11/2005)
Colocaron la alfombra Ana Lógica, demostrando con un sonido impecable porqué ganaron hace unos meses el concurso Espacio Libre. Sabor ‘sesentero’ y versión de Los Brincos incluida en un combo delicioso que sembraba el interrogante generalizado: “¿todavía no tienen un disco en la calle?” De momento hay que conformarse con paladear la relectura en granadino de los Brian Wilson, Ray Davies o The Kingsmen en una demo grabada este año con el título “Relatos del granjero”.
Maga, por su parte, habían avisado, se dejaban las máquinas en el local de ensayo para hacer esta gira con lo justo, aunque elevados a cuarteto con la incorporación de un teclista. Una batería de escobillas, músicos sentados en una silla durante todo el concierto y equipados con bajo y guitarra acústicos. Así de sencillos y, en principio, sosegados afrontaban los sevillanos su cancionero, suprimiendo capas de ornamento y ejerciendo sabiamente la síntesis de sí mismos.
Las melodías fueron atacadas con la carne más viva de las seis cuerdas y la voz –ahora sobresaliente- de Miguel Rivera. No era ningún secreto: es uno de los mejores cantantes de este país. Pero tal constatación anoche adquirió cotas deslumbrantes al liberarse del programado colchón sonoro, habitual en el grupo. Uno se plantea si éste es el mejor camino para la puesta en escena de Maga, cuyas composiciones responden perfectamente a la bifurcación, de un lado prolijas en el estudio, de otro simplificadas y punzantes en directo.
La disposición lineal e inmóvil del plantel en ningún momento generó decaimiento, y eso ya es una baza significativa. Una vez más, fueron los títulos, como “Diecinueve”, “Agosto esquimal” o “Blanco sobre blanco”, los que condujeron emocionalmente a la Industrial Copera. Ni siquiera hubo lugar para las recurrentes versiones o golpes de atención presentando cortes de su inminente tercer disco. Los andaluces de Limbo Starr quieren cerrar un ciclo y lo hacen presagiando grandes momentos para el futuro.
El público disfrutó con las vibraciones que desprenden los temas de la banda, todos dotados de algún verso, falsete o estribillo infalible. Las canciones de Maga poseen una poética escapista e imaginativa, y anoche, en plena retrospectiva, sonaron a medio camino entre el subterráneo sideral y el pop de los Golpes Bajos más evidentes. Buen recital por parte de una propuesta consolidada en el ‘indie’ estatal, urdida con personalidad y que comienza a dar destellos de reciclaje.
Eduardo Tébar
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