Concierto de The Yum Yums (Granada 04/03/2007)
Punk-Powerpop de prescripción facultativa (Sala Planta Baja, Granada, 04/03/2007)
La visita de estos noruegos fue el mejor broche para un buen fin de semana de conciertos en la capital granadina. The Yum Yums supusieron una terapia de lujo para reanimar los cuerpos sacudidos durante las dos noches previas. La del domingo sirvió de quedada para músicos y activistas mods habituales en todos los garitos de la escena. También se acercaron los sucedáneos malagueños Airbag. Y con motivo, porque los nórdicos son para ellos algo así como el espejo frente al que se miran todas las mañanas. Ni que decir tiene que lo vivieron en primera fila casi tanto como el quinteto septentrional.
Muchos de los asistentes se acordaban de la memorable actuación de The Yum Yums en el Planta hace cinco años. Entonces ya eran presentados como la mejor banda de punk-powerpop de Europa, introducidos en España por el desaparecido Kike Turmix, que los publicó en su sello Safety Pin. Además, un ilustre madrileño de adopción como Paul Collins ha tutelado en cierto modo al grupo, en cuyas canciones es evidente la influencia de The Nerves y The Beat, aunque los Ramones siguen presidiendo su capítulo de referencias.
Liderados por el veterano Morten Henriksen, que canta como los ángeles y puntea las cuerdas como cualquier deidad del rock duro, los Yums tocan piezas de no más de tres minutos con una precisión nanométrica, en las que concentran toda la sabiduría de la música contagiosa para izar ánimos bailando. De esta parte se encargó la musa Vibeke Saugenstad, una estrella en Noruega. La hermosa rubia acaparó todo el protagonismo visual, porque encima regalaba sonrisas casi personalizadas. Gestos con los que iluminaba la negrura de la sala desde su posición en el teclado.
Y radiante es el repertorio de los escandinavos. Son buenos, es obvio, pero las tablas pesan mucho. Morten Henriksen tiene más de quince años de experiencia privilegiada, tanto en The Yum Yums como antes había aprendido junto a Steve Baise en The Vikings. Sus conciertos deberían estar recetados por los doctores para despejar dolores del alma y la atrofia en los huesos. Ya sea con clásicos a la fuerza como Come on, come on (dígase «jamón, jamón»), Here comes summer, la «ramoniana» Biggest man o la sugerencia vía Phil Spector de Baby (be my).
Eduardo Tébar
La visita de estos noruegos fue el mejor broche para un buen fin de semana de conciertos en la capital granadina. The Yum Yums supusieron una terapia de lujo para reanimar los cuerpos sacudidos durante las dos noches previas. La del domingo sirvió de quedada para músicos y activistas mods habituales en todos los garitos de la escena. También se acercaron los sucedáneos malagueños Airbag. Y con motivo, porque los nórdicos son para ellos algo así como el espejo frente al que se miran todas las mañanas. Ni que decir tiene que lo vivieron en primera fila casi tanto como el quinteto septentrional.
Muchos de los asistentes se acordaban de la memorable actuación de The Yum Yums en el Planta hace cinco años. Entonces ya eran presentados como la mejor banda de punk-powerpop de Europa, introducidos en España por el desaparecido Kike Turmix, que los publicó en su sello Safety Pin. Además, un ilustre madrileño de adopción como Paul Collins ha tutelado en cierto modo al grupo, en cuyas canciones es evidente la influencia de The Nerves y The Beat, aunque los Ramones siguen presidiendo su capítulo de referencias.
Liderados por el veterano Morten Henriksen, que canta como los ángeles y puntea las cuerdas como cualquier deidad del rock duro, los Yums tocan piezas de no más de tres minutos con una precisión nanométrica, en las que concentran toda la sabiduría de la música contagiosa para izar ánimos bailando. De esta parte se encargó la musa Vibeke Saugenstad, una estrella en Noruega. La hermosa rubia acaparó todo el protagonismo visual, porque encima regalaba sonrisas casi personalizadas. Gestos con los que iluminaba la negrura de la sala desde su posición en el teclado.
Y radiante es el repertorio de los escandinavos. Son buenos, es obvio, pero las tablas pesan mucho. Morten Henriksen tiene más de quince años de experiencia privilegiada, tanto en The Yum Yums como antes había aprendido junto a Steve Baise en The Vikings. Sus conciertos deberían estar recetados por los doctores para despejar dolores del alma y la atrofia en los huesos. Ya sea con clásicos a la fuerza como Come on, come on (dígase «jamón, jamón»), Here comes summer, la «ramoniana» Biggest man o la sugerencia vía Phil Spector de Baby (be my).
Eduardo Tébar
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