Corazones en Atlántida (Scott Hicks) -2005-

Contada a modo de flashback por un adulto Bobby Garfield (David Morse), de profesión fotógrafo, y producida por una visita a su casa de la infancia tras la muerte de un amigo suyo de la infancia. Esta visita provoca en él, el recuerdo de esta historia que a pesar de no tener un argumento complicado, sí es eficaz y contundente. Una historia en la que podría prescindirse de la atmósfera premonitoria del protagonista, siempre justo en sus expresiones y con una contundencia en el papel humana y equilibrada, aunque enturbiada por la superficial caracterización de Anton Yelchin, no así de Mika Boorem, creíble y justa.
La idea en sí de catapultar la fuerza de voluntad, la amistad y el amor para que los sueños de un niño sean capaces de abrumar a los problemas del futuro y de marcar su vida, se transmiten claramente con el papel que interpreta Hopkins, y los sentimientos fluyen en la película, aunque enturbiadas por la falta de candidez del infante Bobby, que no logra trasmitir ese aura.
Hugo Nuño
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