sábado, marzo 05, 2005

Corazones en Atlántida (Scott Hicks) -2005-


Basado en el libro de Stephen King, el film dirigido por Scott Hicks (“Shine”, “Mientras Nieva sobre los Cedros”) y protagonizado por un polifacético y excelente Anthony Hopkins encarnado en el papel de Ted Brautigan un personaje misterioso y al parecer vidente que se autodefine como raro. En su huída del omnipresente cerco de los hombres oscuros y bajos, da a parar en una segunda planta de alquiler de un pueblo tranquilo. En la primera planta vive Bobby Garfield (Anton Yelchin) y su madre Liz Garfield (Hope Davis). Pronto, Bobby y Ted entablarán amistad basadas en unos lazos pseudo-parentales y de pura necesidad. Esta relación transformará por siempre la vida de Bobby y de su amiga Carol Gerber (Mika Boorem).

Contada a modo de flashback por un adulto Bobby Garfield (David Morse), de profesión fotógrafo, y producida por una visita a su casa de la infancia tras la muerte de un amigo suyo de la infancia. Esta visita provoca en él, el recuerdo de esta historia que a pesar de no tener un argumento complicado, sí es eficaz y contundente. Una historia en la que podría prescindirse de la atmósfera premonitoria del protagonista, siempre justo en sus expresiones y con una contundencia en el papel humana y equilibrada, aunque enturbiada por la superficial caracterización de Anton Yelchin, no así de Mika Boorem, creíble y justa.

La idea en sí de catapultar la fuerza de voluntad, la amistad y el amor para que los sueños de un niño sean capaces de abrumar a los problemas del futuro y de marcar su vida, se transmiten claramente con el papel que interpreta Hopkins, y los sentimientos fluyen en la película, aunque enturbiadas por la falta de candidez del infante Bobby, que no logra trasmitir ese aura.

Hugo Nuño