sábado, abril 16, 2005

Million dollar baby (Clint Eastwood) -2004-


El tipo duro de “Harry el Sucio”, “En la línea de fuego”, “La fuga de Alcatraz”, “Mystic River”, “Los puentes sobre el río Madison” y de tantas otras no se ha dejado vencer por el gancho del tiempo. Ha hecho un peliculón en el que ha sabido reflejar muchos de los problemas que nos ocurren más tarde o más temprano en la vida y que a veces solo hay una manera de solucionar, con valentía y a puñetazos. Éstos son de astucia y de sentimiento, de ganas de realizar tus propósitos y de luchar hasta conseguirlos. Esta meta no es fácil si contamos que el cuadrilátero, el de la vida, lucha una mujer, Maggie (Hilary Swank) contra los tópicos de un viejo entrenador de boxeo atormentado por sus errores en la vida y por un amor desmedido hacia su trabajo, Frankie Dunn (Clint Eastwood). Maggie logra ganarse la confianza y el amor paternal a base de esfuerzo, dedicación y con algo de ayuda por parte de Scrap (Morgan Freeman). El apoyo incondicional e inseparable de éste hacia Frankie, viejo amigo y el único que conoce su verdadera forma de ser, hará que el entrenador protector convierta en una estrella del boxeo a su reciente púgil, y que a su vez ésta deslumbre a Frankie. La única regla impuesta es que tanto en el cuadrilátero como en la vida, uno debe protegerse a si mismo en todo momento. Esta regla la incumplen ambos, Frankie y Maggie, y el desenlace de la película refleja los directos que amparan en los destinos de los protagonistas.

A modo de narración por parte de Scrap, Clint Eastwood ha sabido mezclar un guión excelente, escueto y sin complicidades ni comentarios superfluos, con multitud de valores que llevan al público a una creciente tensión y expectación basadas en los logros del esfuerzo y en la fuerza de voluntad. Esta historia no es de boxeo, que se abstengan los amantes de la acción y la sangre gratuita, aquí hay una pasión por el boxeo que para incluso aquellos que jamás lo hayan seguido de cerca les introduce inmediatamente. Pero el boxeo es algo suplementario, no impuesto, podría perfectamente contarse esta historia en cualquier otra atmósfera, es algo que se agradece profundamente y que por ello, llega a todo el público. El final gira profundamente hacia el aspecto más melodramático de la película, en el que de nuevo el valor, el amor y la amistad crean un auge de sentimientos que conmueven a los espectadores en el más absoluto respeto, silencio y admiración.

La interpretación de Eastwood, de tipo duro y sensible, profundamente creyente aunque con serias dudas al respecto y acorazado sentimentalmente del mundo que le rodea, es perfectamente recreado y conjugado por un actor que muestra también su parte más tierna sin tener por ello que soltar una sola lágrima. Hilary Swank, en un personaje entrañable de superación y muestra de coraje ve realizada su profunda admiración hacia Clint, lo cual se refleja contundentemente en el film y se agradece su profunda dedicación y preparación para el papel de boxeadora. Morgan Freeman muestra su lado más natural, y profundo, interpretando el papel de un ex-boxeador que se encarga del gimnasio de Frankie. Pero a su vez es un personaje tierno y afable, aunque justo cuando así debe hacerlo. Narra la historia desde una perspectiva superior y solo se puede entender el porqué, cuando el final de esta increíble película llega a su fin.

Hugo Nuño