lunes, mayo 22, 2006

Concierto de Corcobado (Granada 21/05/2006)

¡Chatarrero, cántame un bolero!

Nos contaba Corcobado que prefería promocionar su primera novela, ‘El amor no está en el tiempo’, tocando sus canciones en directo. Es un lujo que sólo un escritor roquero (o viceversa) puede permitirse. Éste, además, jalona desde hace dos décadas el lado más poético, oscuro, excesivo y ‘ruidista’ de la música española.

Esta vez no llenó la sala Planta Baja, como hizo hace tres años cuando ‘Fotografiando al corazón’ era el motivo de su visita. Aunque entre los presentes se respiraba la complacencia del que sabe que Corcobado se prodiga poco por las tablas, y eso hay que disfrutarlo. Más si la puesta en escena incluía la vieja guitarra tormenta con la que grabó sus discos más celebrados; los que publicó a través del sello Triquinoise en los albores de los noventa. Con todo, el protagonista sufrió el duelo constante contra los problemas técnicos.

Un concierto no sujeto a la exposición de nuevas composiciones permite ejercitar la restrospectiva libertaria. Así, comprobamos que el pasado del cantante con la banda de acompañamiento Los Chatarreros de Sangre y Cielo sigue pesando. Tanto que el grueso de la selección salió de ‘Arco iris de lágrimas’, trabajo que publicó en 1995. Y para aderezar la velada de estruendos y emociones, Javier Corcobado desplegó su colección de versiones con una serie que fue de la Velvet Underground al compás ternario. Del álbum del plátano en la portada recuperó ‘Venus in furs’ y ‘Femme fatale’. También se atrevió con un acercamiento camaleónico a ‘I wanna be your dog’, de los Stooges. Con los boleros, género al que dedicó dos volúmenes hace años, alcanzó los instantes de mayor comunión con los fieles. De vez en cuando buscaba dádivas en los ojos contemplativos.

Lo más jugoso fue el descubrimiento de una nueva pieza, ‘Susurro’, que formará parte su próximo lanzamiento (previsto para el otoño) y en la que ahonda en la desnudez, sencillez y retrato de la realidad que vienen caracterizándole. El incierto rumbo de la humanidad es el tema del Corcobado que rebasa la cuarentena. El escritor que es como una navaja oxidada entre algodones.

Eduardo Tébar

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