Coleccionismo discográfico
Cada vez que compro un disco apago una ilusión
Yo soy coleccionista de discos. De discos en todos sus formatos. O mejor dicho, de productos musicales grabados en cualquier formato de reproducción, que así es cómo se inscriben ahora este tipo de ventas a través de notarías con escrituras en los registros mercantiles. Y la verdad es que me da igual el formato a la hora de “tener”; sin embargo a la hora de comprar siempre prefiero el vinilo, mucho más atractivo; de igual forma que a la hora de escuchar siempre prefiero el Cd e incluso apurando el mp3, mucho más cómodo.
Recuerdo mi primer disco, algo inolvidable por cierto. Fue por supuesto un vinilo de los dorados años ochenta. Se trataba de Kiss, de su Killers, un recopilatorio de 1982 que aglutinaba varios buenos momentos de la banda en la última década. Me impactó la portada. Solamente los conocía de oídas, de algunas revistas o cortes mínimos de radio que en los que ya se empezaban a dejar sentir con más profundidad los primeros apuntes del rock duro en este país, muy aletargado gracias a nuestro queridísimo Tito Paco. Pues lo dicho, me gustó su portada y sólo por eso me compré el disco. ¡Qué cosas!. Y mira que me ha pasado veces eso a lo largo de mi vida. Entre mucha pelusa que anda alrededor del coleccionismo discográfico se encuentra el hecho de comprar discos sólo por la portada. Este aspecto que puede parecer una memez, y que en realidad puede que lo sea, no sé, se ha perdido mucho con la entrada en vigor del formato Cd. Mirad cualquier disco en formato Cd con portada mala o poco vistosa y miradlo si existe en vinilo con su portada satinada o mate, según sea el caso, y su vinilo de 180 gramos con encarte interior. Cambia. Cambia una barbaridad. Sin embargo la música es la misma.
¿Por qué coleccionamos discos y no sellos?. Pues en mi caso porque el disco lo puedo oír, aparte de ver, sentir y disfrutar mirándolo. ¿Y esto es mejor que coleccionar sellos?. Pues no, es lo mismo. ¿Lo mismo?. Si, lo mismo. Tengo varios, digo varios, decenas, de discos con portadas diferentes y con la misma música dentro. Es lo mismo que un sello pero más grande. También tengo discos que aún no he oído porque no tengo tiempo y ya están comprados. Pues eso, que casi como los sellos.
La compra del disco, así como su consecución, varía en función del grupo, del interés por el mismo, del dinero, del momento del día, la semana, el mes y el año que sea. Sienta bien comprar discos los sábados por la mañana, a las diez de la mañana. Nada más abrir y con tiempo por delante para escoger, sin prisas y sin nada que hacer en toda la mañana. Gusta también comprar discos un lunes, cuando menos te lo esperas, a las ocho de la tarde, nada más empezar la semana. Agosto se perfila como un mes principal para comprar discos de colección (en realidad cualquier disco es de colección). Agosto es pesado, caluroso, sólo con trofeos pachangueros de verano, sin tour, sin esencia, vamos. No me gusta la playa ni el campo con treinta y tantos grados. Es un buen mes para comprar discos y evadirte del tórrido verano. Casi nadie por las tiendas de las ciudades no costeras. No suele haber novedades discográficas, por tanto, puedes dedicarte a lo antiguo, a ese grupo que dicen que sacó buenos discos, pero que aún no has oído, etc… A partir de aquí ponemos en marcha la imaginación y cada uno.
Se pueden coleccionar discos en general, desde King Africa a Inmortal, desde Yazoo a Bad F Line..., y/o se pueden coleccionar discos de un conjunto musical o de varios en concreto. De entre los más, sorprendámonos: Rolling Stones, Beatles, Iron Maiden, Pearl Jam, y… Héroes del Silencio. Sí, está entre los cinco grupos que más se coleccionan en el 2004 según una revista inglesa de coleccionismo discográfico. Cifras astronómicas: Primeros singles promocionales de los Rolling en 7” de edición americana (2000 dolares) o incluso algún disco de oro suyo de regalo a estaciones de radio y productores ajenos a ese disco. Determinadas ediciones de Europa del Este de determinados discos de los Beatles (1500 €), Promocionales “sin portada” de los Maiden (curioso esto último) 800 €, algún disco de Atila, sobre todo el primero, y así hasta discos que se regalan. Hablamos de discos, no de lo que rodea al disco, tipo carpetas promocionales, regalos añadidos,etc…
¿En definitiva, coleccionar discos es algo sorprendente. Nunca acaba. No deja de ser curioso. ¿Qué hace coleccionar discos?. Sinceramente, no lo sé.
Jesús Cabezas (Noko)
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